MINDSET RH
¿Sabías que una mala reacción ante los problemas no solo afecta al equipo… sino que también programa tu mente para fracasar?
Esa queja que soltás en piloto automático, esa evitación frente al conflicto, ese “mejor lo dejo para después”… no son detalles menores. Son patrones. Y los patrones moldean tu forma de liderar.
En el mundo vertiginoso de la gastronomía y la hotelería —donde los cambios de personal, los clientes exigentes o los imprevistos operativos están a la orden del día— tu respuesta emocional como líder tiene un efecto dominó: impacta en la cultura del equipo, en la confianza del entorno y, sobre todo, en tu propia arquitectura mental.
La trampa de la queja: cómo afecta al cerebro y al equipo
Desde la neurociencia cognitiva, sabemos que repetir ciertos pensamientos negativos fortalece los circuitos neuronales asociados al miedo, la frustración y la parálisis (Hebb, 1949). Cuando elegís la queja o la evitación como respuesta habitual, estás literalmente entrenando a tu cerebro para quedarse estancado. En palabras simples: cuanto más te quejás, más fácil es que lo sigas haciendo.
Y esto no es inocente. A nivel sistémico, cada comportamiento del líder es un mensaje al sistema (Senge, 2006). Si el líder evita, el equipo también lo hará. Si reacciona desde la emoción desbordada, el clima emocional se contamina. Lo que no se gestiona, se replica.
Psicología organizacional sistémica: todo está conectado
Desde esta mirada, no analizamos comportamientos individuales como hechos aislados, sino como parte de un entramado. Cuando un líder reacciona mal ante un imprevisto (por ejemplo, un empleado que falta sin aviso), eso no solo afecta la operativa. Activa dinámicas invisibles: resentimiento, desconfianza, miedo o incluso sabotajes silenciosos.
La clave está en reconocer que tu forma de responder no es solo tuya: afecta al sistema y lo retroalimenta. ¿Vas a ser el que enciende el caos o el que lidera la transformación?
Coaching y reprogramación: de la reacción a la acción
Una de las premisas centrales del coaching es que somos seres interpretativos. No reaccionamos ante “los hechos”, sino ante lo que interpretamos de ellos. Cuando elegís interpretar un problema como una oportunidad de liderazgo y aprendizaje, algo se modifica: tu poder de acción crece.
No se trata de negar la dificultad. Se trata de reencuadrar tu respuesta para liderar desde la claridad, la empatía y la acción.
Ejemplo práctico:
Un mozo o camarero comete un error grave con un cliente. Podés gritar, quejarte, echar culpas… o podés tomar aire, escuchar, y decir:
“Ok. Esto pasó. ¿Qué aprendemos? ¿Cómo prevenimos que vuelva a pasar?”
Lo primero crea tensión. Lo segundo crea cultura.
Programá tu mente para liderar
✔ En lugar de quejarte, observá.
✔ En vez de evitar, intervení con empatía.
✔ Donde otros ven obstáculos, vos podés ver oportunidades.
No se trata de positivismo tóxico. Se trata de liderazgo estratégico.
Tu cerebro es plástico (Doidge, 2007): cada elección que hacés deja huellas. ¿Qué red querés fortalecer? ¿La del miedo o la de la acción consciente?
Conclusión: Liderar es reprogramarse cada día
Si estás al frente de un equipo en gastronomía u hotelería, sabés que los problemas van a aparecer. Lo que marca la diferencia es cómo los enfrentás.
¿Vas a ser reactivo o vas a ser referente?
¿Vas a replicar los errores del pasado o a liderar desde una nueva mentalidad?
En Mindset RH trabajamos con líderes y equipos para transformar la forma de pensar, sentir y actuar dentro del entorno laboral. Porque un cambio en la cabeza del líder… transforma todo el sistema.
¿Querés que te acompañemos en este proceso? Contactanos y empecemos a trabajar juntos para desarrollar un liderazgo más consciente, humano y estratégico.